"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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21-07-2011 |
Gobierno y oposición, cambia, todo cambia
¿Quién gobierna? ¿Cuál es la oposición? Cuándo decimos oposición, ¿a qué nos referimos? Aunque sea prematuro dar respuestasa acabadas, es imprescindible plantear las variantes que hoy se presentan.
El Frente Amplio -que debiera orientar al gobierno- ha ingresado en una profunda crisis identitaria, porque no puede cumplir con esa tarea. Nacido como expresión del bloque popular alternativo contra el del gran capital, de la oligarquía y del imperialismo, se ha `aggiornado´ al son de la hegemonía neoliberal y pos-moderna, en la medida que se ha ampliado y engordado. La Senadora Moreira expresa: “La argamasa del FA dejó de tener la solidez de su fundación cuando llegó al gobierno. Hoy hay una variación ideológica que ha ido aumentando con el tiempo. Si se plantea AFE público o AFE privado, las dos posiciones conviven en el Frente. ¿cómo la dirimís? Cuando el FA llega al gobierno, el Frente `aparato de gobierno' inevitablemente se corre a la derecha respecto de las bases del partido que son de izquierda. Eso es lo que aumenta la distancia ideológica y a su vez tienden a ganar las tendencias más de centro o corridas a la derecha del partido, porque son las que tienen el gobierno. Y ahí es donde se produce el conflicto y ahí donde la argamasa se empieza a desunir.” (1o/7, “Brecha” )
La ley de Participación Pública Privada ahonda la crisis. El 21 de mayo afirmamos que se había dado un salto de calidad (mediante las actitudes de Saravia y Semproni) cuando no se anula la Ley de Caducidad: “Desde el 19 de mayo todos sabemos que cuando se trate de dar un paso adelante en un sentido nacional, democrático, de proyección social, que enfrente con firmeza al bloque del gran capital y de sus testaferros, se estará ante el peligro de que alguien actúe según “su conciencia” para impedirlo. Al contrario, cuando se trate de dar pasos inconvenientes que beneficien al bloque del gran capital como la Asociación de Públicos y Privados que contarán con los votos de la oposición, ya no hay razones para que la izquierda del Frente se abstenga de marcar su voto contrario, ni que deba renunciar como lo hizo Chifflet.” ( “Reflexiones necesarias e indeseadas” )
Menos de dos meses después, el Partido Comunista con prudencia táctica marca la cancha. “El programa no puede ser un adorno” expone su Secretario General,. ¡Enhorabuena! Esperemos que indique una reacción -que debe trascender al P.Comunista- ante el hecho que desde el gobierno se ejecuta otro programa al aprobado en el Congreso último, programa ingresado por la ventana o por la “astucia” de quienes aceptan cargos para defender un programa con el que no coinciden.
Pero el problema va aún más allá. La ley es aprobada por el FA y toda la oposición tradicional (Partidos Nacional, Colorado, Independiente). Y al mismo tiempo, la Mesa Representativa del PIT-CNT la rechaza con el voto de treinta de los treinta y dos sindicatos que la componen. Hay un punto de vista oficial y una oposición del movimiento obrero popular, sin que todavía tenga amplia expresión política. Quien conoce la historia sabe que el fenómeno no es nuevo. La relación dialéctica entre el pueblo (el haz de clases, capas y sectores explotados y oprimidos) y el Frente Amplio ha sido concluyente en la serie de plebiscitos y referendos convocados y realizados desde 1985: todos han sido vanguardizados por las organizaciones sociales y sindicales. El Frente Amplio, muchas veces a regañadientes, las ha acompañado cuando había masas combatiendo. Y eso que fue antes de que el F.A. obtuviera el gobierno, siguió siendo con el gobierno de Tabaré Vázquez. Recordemos las luchas -a veces triunfantes, otras veces no- contra el Tratado Bilateral de Inversiones con EE.UU., contra el Tratado de Libre Comercio con ese país, o por la Ley de Salud Sexual y Reproductiva.
Lo nuevo es que ahora el Frente “aparato de gobierno” se abraza armónicamente con “los sapos y las culebras” de la vieja oposición , al tiempo que se distancia de las clases, capas y sectores populares que lo han llevado al ejercicio del gobierno. En ellas está “la picana” o el “enemigo interno” según expresiones del politólogo Luis E. González, o, sencillamente, la expresión de la clase trabajadora.
Y si el hecho político es nuevo tratándose del gobierno del Frente Amplio, no lo es en la historia nacional. Décadas antes, le ocurrió al batllismo, que desnudó con antelación a su estrepitosa caída las contradicciones de clase entre la burguesía y su aparato político de Estado y las masas populares.
“¿Qué estarás diciendo viejo Bebel, cuando la burguesía te aplaude?” se preguntó el líder alemán a principios del siglo pasado, cuando un discurso suyo fuera aplaudido por sus opositores. La PPP -mal discutida internamente lo dicen dirigentes prestigiosos- ofrece flancos para socavar las empresas públicas, más que en lo inmediato bajo un gobierno del F.A. en la eventualidad de gobiernos de derecha. Y por consiguiente, es votada con entusiasmo e ironías por los representantes del gran capital, como el Dr. Abreu, quien tuvo la sensación de estar “asistiendo a una misa capitalista con sacerdotes socialistas” . Esos partidos han abogado siempre para que las trasnacionales y grandes propietarios nacionales o extranjeros tengan garantías amplias contra las intervenciones estatales. Son coherentes.
¿Mas qué hacer en un F.A. donde conviven tendencias antagónicas? Con bases que son de izquierda -como dice Moreira- y partidos de orientación socialista o socializante. Pero con el Frente Liber Seregni que controla el equipo económico del gobierno, resguardando los intereses del gran capital, convencido de que respetando las reglas del sistema capitalista se evolucionará hacia un “país de primera” ; y que cuenta con la cooperación del Presidente, poseedor de conceptos perimidos acerca del capitalismo sano, productivo o democrático. Todos adscriptos a la visión capitalista, orientada a adecuarse al sistema sin combatirlo. ¿Qué hacer con gobiernos del F.A. que revierten conceptos artiguistas y del mismo F.A? Por ejemplo, mientras el conjunto de los sectores de la economía paga impuestos equivalentes al 25 y 30% de su PBI, el agropecuario paga el 7% (datos de la REDIU); ¿o cuando el “¡a desalambrar!” reclamando la reforma agraria, ha devenido en que Uruguay sea primero en la región por la proporción de tierras en propiedad y en usufructo de extranjeros?
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